Del uso mágico de los minerales y los monolitos en la prehistoria.
- Admin
- 20 ene 2020
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El uso mágico y religioso de las piedras y cristales es un fenómeno que se ha ido dando a lo largo de la historia, de una forma llamativamente extendida, manifestándose así en la mayoría de culturas, sistemas religiosos y prácticas mágicas que han ido existiendo a lo largo del tiempo. Historiadores y antropólogos coinciden en que concretar con exactitud el origen de estas prácticas religiosas o mágicas con minerales y rocas es una tarea sumamente compleja pues las hipótesis que abarcan este objeto de estudio afirman que dichas prácticas datan de la prehistoria, aproximadamente en el paleolítico superior, una etapa realmente extensa y por lo tanto no se dispone la capacidad para establecer con total certeza el origen de estas prácticas. Por consiguiente dichas teorías se basan un fundamento principalmente compuesto por suposiciones e interpretaciones de los indicios y restos de las sociedades del paleolítico superior. Esta condición hace que el origen del uso mágico y religioso de los minerales sea sumamente difuso y dudoso.
Es importante comprender el aspecto mágico y religioso de las sociedades prehistóricas para comprender correctamente, el origen y el posterior uso de las prácticas rituales con piedras y rocas. En palabras de Lluis Duch:
“Concretar el origen y el momento exacto de ese aspecto o el nacimiento de ese “pensamiento mágico y religioso” es imposible de establecer con total seguridad. Al igual que no podemos señalar el comienzo absoluto de las señales distintivas de la humanidad como el lenguaje, la capacidad simbólica, el culto. Aún así, se ha escrito mucho acerca de este origen”.
Del mismo modo intentar describir con exactitud los “sistemas de creencias” que se dieron el la prehistoria es una tarea bastante compleja por consiguiente nos limitaremos a desarrollar una breve síntesis que nos ayude a acercarnos a una comprensión más profunda del objeto de análisis de este artículo. El conjunto de creencias y practicar rituales que constituyen el aspecto religioso y mágico prehistórico es prácticamente un “conglomerado” muy difícil de analizar. Los sistemas de creencias que se han manifestado en los grupos humanos prehistóricos son de una constitución destacablemente diversa pues se van conformando y desarrollando en base a las experiencias mágicas y religiosas que ha experimentado la tribu o grupo humano. De ese modo, algunos “sistemas” pueden estar formados por creencias totémicas, el culto a los antepasados, el mana...etc. Pero comprende además de un cuerpo de tradiciones teóricas que no puede ser reducido a simples hierofanías elementales: como mitos del origen del mundo, justificaciones de la condición humana, valores, moral...etc (Eliade 1964: 55). Además el antropólogo e historiador Julio Caro Baroja afirma, que religión y magia en el mundo antiguo formaban parte de un único sistema. Señala que a Frazer y a sus continuadores ya les resultó muy difícil "separar lo estrictamente mágico de los religioso, en sistemas tales como el de la religión de los egipcios, caldeos y otros pueblos antiguos”.
La naturaleza ruda y sólida de las rocas, la majestuosidad de los grandes riscos de piedra que parecen eternos e inamovibles a lo largo del tiempo, la firmeza férrea de piedras como el granito hacen que el “mundo de las piedras” cobre un carácter de incorruptibilidad lo cual suponía para las antiguas sociedades primitivas una propia hierofanía, una manifestación del poder sagrado, de lo sobrenatural. Esta naturaleza eterna e incorruptible de las piedras frente a la “precaria” y mutable naturaleza humana hacía que sociedades prehistóricas entendieran que se trataban de “objetivos” sagrados y del “otro mundo”, algo que pertenecía a “otro lugar” (Eliade 1964: 254). Por lo tanto no es de extrañar que estas sociedades concedieran un papel sumamente importante a las piedras, minerales, rocas y megalitos dentro de sus respectivos sistemas de creencias y prácticas rituales, como instrumentos rituales y mágicos, como centros energéticos donde encontraban aquello que necesitaban y como defensa al mundo de los vivos y sobre todo al mundo de sus antepasado, que como hemos señalado anteriormente, es de una grandísima importancia para este tipo de sociedades antiguas.
Aunque son muchas las funciones que desempeñan las piedras y rocas, como pueden ser de función mágica, como signo de dignidad, como signo de estatus “político” dentro de un
determinado grupo humano, como objeto ritual, pero es precisamente la función dentro de los ritos funerarios una de las primeras funciones de índole mágico-religioso que aparece en la prehistoria. Dentro de estos ritos funerarios son muchos los elementos que entran en juego, pero los que cobraban uno de los papeles principales eran los megalitos. El megalitismo fué un fenómeno constructivo que surge en plena prehistoria, alcanzando su máximo esplendor entre el neolítico y el principio del calcolítico. El megalitismo poseía unos fines principalmente de índole funeraria, pero también orientados a la regeneración de la tierra, la fertilidad poseía un papel fundamental en las prácticas mágico-religiosas de estas antiguas sociedades. Incluso algunas de las construcciones megalíticas poseían fines rituales y significados enfocados a los astros, a las estrellas...etc. Los monumentos megalíticos eran construidos normalmente con bloques de piedra con una finalidad mágico-religiosa, normalmente centrados en la inhumación colectiva. Muchos de los megalitos funerarios solían estar formados por bloque de pieza maciza, en muchas ocasiones conformando una forma fálica, la cual poseía un carácter de vigorosidad, poder y fuerza (Eliade 1964: 256). Para algunas sociedades antiguas estos megalitos funerarios tenían la función de “fijar” el alma, o resguardar de una forma provisional el alma del difunto en una morada segura, cerca de los vivos, con ello también evitaban la posibilidad de que un alma “hostil” vagara libremente para hacer daño a los vivos. Además la energía y poder de esa alma servía para estimular el crecimiento de las plantas, por lo cual aparte de poseer un fin funerario, tenía un fin orientado a la fertilidad de la tierra y sus cosechas. La naturaleza del alma del difunto era concebida como eterna, ese “carácter eterno” era simbolizado, como hemos indicado con anterioridad, con la concepción de incorruptibilidad y eternidad de las piedras y rocas. Pero el fin de estas construcciones no es exclusivamente funerario, podria tambien estar destinadas a otras prácticas rituales. Desde una interpretación sociológica de las funciones del megalitismo, se destaca el afán por otorgarle visibilidad a dichas construcciones, las cuales nunca estaban camufladas, se situaban en explanadas visibles desde muchos posiciones geográfica, lo cual implica que su localización facilita el paso a los grupos humanos que se reunían en esas antiguas construcciones. Dichas reuniones fomentaban notablemente la cohesión social entre diversos grupos, el desarrollo y la expansión cultural mediante el intercambio de conocimientos...etc.
Son muchos los usos mágicos y religiosos de las piedras en la prehistoria, todos de gran interés y dignos de estudio. Aparte de la función funeraria, es destacable otros usos como son los que desempeñaban algunas de las antiguas sociedades totémicas. Primeramente el hombre de las antiguas sociedades totémicas distinguía entre dos tipos de “energías” o poderes, el del “especialista” en magia o brujo de su grupo y el poder del elemento mediante el cual el brujo era iniciado, en muchas ocasiones este elemento era un cristal de roca, se presume que desempeñaba la función de elemento iniciador a la magia a través de una serie de operaciones, entre las cuales el brujo debía de introducir ese cristal de roca dentro de su cuerpo (Bentué 2002: 10).
Aunque las teorías que sitúan el origen de la religión y el surgimiento de los Dioses en la prehistoria sean realmente controvertidas y exista una gran discrepancia dentro del ámbito más académico, es innegable la presencia de muchos indicios que nos llevan a pensar que en el paleolítico superior podría haber un arraigado culto a la Madre Tierra. De nuevo la piedra sirve como elemento sagrado para representar a la divinidad, pues encontramos múltiples figuras de piedra caliza que representan a la Diosa Madre y que proceden del paleolítico (Guerra 1999:98). Como por ejemplo, el famoso caso de la Venus de Willendorf. Prácticamente en su totalidad, las figuras presentan líneas, formas y características similares a pesar de la distancia geográfica y cultural que hay entre muchas de ellas.
Bibliografía :
Bentué, A. (2002). Historia de las religiones y diálogo interreligioso. Chile.
Duch, L. (1997). Antropología de la religión. Madrid, España: Heder.
Eliade, M. (1964). Tratado de historia de las religiones. Madrid, España: Ediciones Cristiandad.
Guerra, M. (1999). Historia de las religiones. Madrid, España: Akal.
Hall, J. (2009). La biblia de los cristales, volumen 2. Madrid, España: Gaia Ediciones.
Counningham, S.(2005). Enciclopedia de cristales, gemas y metales. Madrid, España: Arkano Books.
Recursos online:
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